La experiencia opositora en Santa Fe se diferencia nítidamente de la que se registra a nivel nacional. El flamante frente Unidos para Cambiar Santa Fe, que se lanzó este mediodía, está cerca de gobernar la provincia a partir de diciembre y desbancar al peronismo, que condujo a este territorio nada menos que 28 años desde 1983, solamente interrumpido por tres mandatos del Socialismo entre 2007 y 2019.
Dos de las 3 fórmulas para la gobernación que competirán en las PASO el 16 de julio serán propuestas por el radicalismo y, según las encuestas, son las que están en mejores condiciones de suceder al peronista Omar Perotti, jaqueado por los hechos de inseguridad y de violencia narco. Uno de los binomios será encabezado por la senadora nacional Carolina Losada, quien será secundada por Federico Angelini, flamante presidente del PRO y diputado nacional; mientras que el al otro lo liderará Maximiliamo Pullaro, jefe del bloque Evolución en la Cámara de Diputados santafesina.
Si Losada o Pullaro ganan las PASO (la tercera fórmula es la de Clara García, del socialismo) y luego las elecciones provinciales, será el regreso del radicalismo a la gobernación luego de la gestión de Carlos Sylvestre Begnis, en 1973. Enrolado en la Unión Cívica Radical Intransigente, Begnis tuvo un primer mandato durante la presidencia de Arturo Frondizi, entre 1958 y 1962, y un segundo período entre 1973 y 1976, recordado en Santa Fe por haber impulsado la autopista Santa Fe-Rosario y el túnel subfluvial.
La constitución del llamado “frente de frentes” de la oposición provincial contrasta con las dificultades de Juntos por el Cambio a nivel nacional para alcanzar consensos y fijar reglas de juego internas. Allí confluyen la UCR, el PRO, el Socialismo, la Democracia Progresista, Encuentro Republicano Federal, GEN, CREO, UNIR, Ucedé, UNO y GEN, pero en el camino hacia la formalización del acuerdo opositor se pudo superar el impacto por el anuncio de Elisa Carrió de que la Coalición Cívica no avalaría el frente porque “hay muchas personas vinculadas al narco” y la decisión de unos 80 referentes del Partido Socialista provincial de no sumarse a la alianza en rechazo de “un giro hacia la derecha”.
Aun así, el frente opositor pudo avanzar y puso en aprietos al PJ local, que, sacudido por los problemas de la gestión de Perotti y su zigzagueante relación con el gobierno nacional, aún no tiene un candidato claro para continuar en el poder. En el congreso del peronismo local, que se hizo el sábado pasado, se autorizó a las autoridades partidaria a constituir frentes y alianzas. Perotti apadrina como su sucesor al diputado nacional Roberto Mirabella, quien por ahora está recorriendo la provincia para presentar su libro “Defendamos Santa Fe”, en cuyo acto de presentación tuvo un papel protagónico el gobernador. Otro candidato es el senador nacional Marcelo Lewandowski, aunque nadie descarta que se busquen nombres alternativos para revertir la mala imagen del oficialismo.
En la interna de Juntos por el Cambio, el avance del frente opositor prende una alarma en el armado nacional de Horacio Rodríguez Larreta: la fórmula que encabeza Losada incluye a Angelini, un hombre de Mauricio Macri que se convirtió en una pieza clave del proyecto de Patricia Bullrich y hoy preside el PRO. ¿A quién apoyará el larretismo en la provincia? La relación del jefe de Gobierno con Losada es muy buena, aunque en su entorno miran con atención a Pullaro, el referente provincial de Martín Lousteau. Algo similar sucede en Mendoza: el radical Alfredo Cornejo eligió como compañera de fórmula para disputar la gobernación a Hebe Casado, dirigente del PRO alineada con Bullrich.
En ambos casos, un logro del denominado Grupo Malbec, que se formalizó en la última Fiesta de la Vendimia en Mendoza mediante una foto de Bulllrich con radicales como Cornejo, Losada, Rodolfo Suárez y Luis Naidenoff, críticos de Gerardo Morales, jefe de la UCR, y distantes de Larreta.
La posibilidad cierta de que Unidos para Cambiar Santa Fe gobierne la provincia es otra mala noticia para el Frente de Todos, que perdería así uno de los principales distritos del país. Y la buena noticia que representaría para la oposición local es uno de los desafíos más inquietantes del mapa nacional para Juntos por el Cambio. Desterrar la violencia y garantizar la seguridad de los santafesinos no será nada fácil. “No es un pacto electoral, es un acuerdo político”, sostuvieron los dirigentes de Unidos en la carta de presentación. Es precisamente lo que aún deben demostrar sus colegas nacionales.
Infobae