
Durante casi medio día, desde las 17.50 del lunes 11 de abril de 2005 hasta alrededor de las cinco de la madrugada del día siguiente, unos 40 presos de los 1399 internos de la Unidad 1 de Coronda, tomaron el control de toda el ala norte del penal y produjeron uno de los hechos más violentos y extraños de la historia carcelaria del país.
Sacaron de sus celdas a 14 presos seleccionados por nombre y apellido y los masacraron. Luego, exigieron la presencia de un juez, la prensa y regresaron a sus celdas.
Todo el proceso, desde que fue tomado el penal hasta que se recluyeron, no pudo llamarse motín sencillamente porque los presos no hicieron ni un solo reclamo.
En varios pasajes informaron a los medios de prensa que con los penitenciarios no tenían ningún problema. En realidad tomaron esa medida extrema para perpetrar una venganza a quienes denominaban “La Banda de la Gorra”, un grupo de reclusos de Rosario de los que ya no aguantaban sus tropelías.

Puñaladas para robar a traición a los mismos reclusos, faltas de códigos en los días de visitas y hasta violaciones en los patios, hicieron eclosión de la barbarie.
Primero, el director del Servicio Penitenciario, Fernando Rosúa, argumentó que todo se trató de una pelea entre internos rosarinos y santafesinos.
Otros sospecharon que una mano negra, molesta con algún esbozo de política dialoguista, alentó las diferencias y, como mínimo, miró para otro lado.
La realidad era muy similar a la actual. Desde hacía años, la cantidad de presos se incrementó desproporcionadamente. Inicialmente, la unidad tenía capacidad para 600 presos, pero sucesivas reformas y agregados de pabellones sin el menor orden fueron estirando el límite hasta el millar. Hoy ya son 2.900, aproximadamente.

Coronda es la unidad más grande de Santa Fe. El penal estaba del prefecto Oscar Daniel Mansilla, quien había sido procesado por la muerte de un interno en el penal de Las Flores. Tras la masacre se tuvo que ir y llegó la intervención de Jorge Bortolozzi.
Según un parte interno del Servicio Penitenciario, todo se inició durante la madrugada del día anterior, cuando Eduardo “Pajarito” Verón, un santafesino del pabellón 12, murió asesinado en una aparente reyerta.
Alrededor de las 17.50, un grupo de entre 20 y 40 presos del pabellón 7, con sus rostros cubiertos con máscaras, tomaron como rehenes a dos guardiacárceles después de sortear una reja que, aparentemente, fue limada.
Los presos avanzaron sobre un pasillo central y dos pabellones contiguos, como si se tratara de un grupo comando, mientras los guardias desaparecían de sus puestos.
Finalmente, los presos alcanzaron a tomar los pabellones 1, 3 y 5, de máxima seguridad, o sea toda el ala norte de la unidad. A esa altura, fueron abriendo determinadas celdas de los pabellones 1 y 11 para asesinar a 13 internos. Al día siguiente murió el número 14.
Dos de ellos fueron quemados vivos en la celda y un tercero fue degollado. El resto, apuñalados. Todos eran rosarinos. Después de exigir la presencia de un juez, los revoltosos se retiraron a sus celdas y concluyeron en paz la sangrienta jornada.
“Fueron asesinatos. Una catástrofe, algo tremendo –dijo Fernando Rosúa, director civil del Servicio–. Fue muy bravo. Entraron a los pabellones buscando internos con nombre y apellido y los mataron”, explicó. “La saña que hubo en este caso no se compadece con nada. Un desprecio por la vida muy alarmante”, se sorprendió el director del penal, Oscar Daniel Mansilla.
La explicación oficial, difundida por el ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, hizo pie en una supuesta rivalidad entre santafesinos y rosarinos. Y prometió que la cárcel quedaría dividida en dos por un muro.
“Los antecedentes de violencia al interior de las cárceles y comisarías de Santa Fe, y del penal de Coronda en particular, mostraban la sistemática falta de políticas destinadas a garantizar los derechos de los internos” dijo en su momento el director del Programa Violencia Institucional del CELS.
La versión del odio geográfico quedó algo desvirtuada con dos datos: como delegados, el santafesino Verón representaba a un pabellón con mayoría de rosarinos. Y uno de los voceros del grupo santafesino que tomó el penal también era de allí.
Fue la jornada más sangrienta que se recuerda en nuestra ciudad. Pasó en la Cárcel de Coronda…hace ya 20 años
Datos: Juan Carlos Tiziani -Pgágina 12- Fotos: DyN