Polémica por la restauración de una escultura en la Capilla del Niño Jesús

Dos artistas plásticos de nuestra ciudad, Aldo Falcón y Mario Ramos firmaron una carta abierta en la que cuentan una incómoda situación que atravesaron debido a la negativa del cura párroco de la ciudad, Sergio Capoccetti, para continuar con tareas de restauración en la Capilla del Niño Jesús.

El escrito dice lo siguiente: Los abajo firmantes, profesor Aldo Falcón y Mario Ramos sienten la imperiosa necesidad de dar a conocer algunos hechos relacionados con la restauración de la escultura situada en terrenos de la Capilla del Niño Jesús, popularmente conocida como El Ángel del cementerio viejo.

En el año 2015 el profesor Falcón presentó ante las autoridades del Liceo Municipal un proyecto de restauración de las esculturas públicas. Dicha tarea se llevaría a cabo 5 horas y 20 minutos semanales repartidas en dos días con el objetivo de cumplir con las tareas diferentes a las que fue designado por la autoridad médica correspondiente.

Para colaborar en la restauración, Falcón invitó a Ramos a incorporarse ad honorem, contando con un seguro que cubriría daños personales derivados de posibles accidentes en dichas tareas. La primera escultura restaurada fue la de Alfonsina que se encuentra en el patio del Liceo. Le siguieron las tres emplazadas en el frente de la Escuela Oroño.

Ante el insistente pedido de la entonces Secretaria del Liceo, Graciela Frutos, desgraciadamente fallecida, se accedió a restaurar «El Ángel». Dicha escultura se encontraba en un lamentable estado de conservación debido al inexistente cuidado y mantenimiento.

Sólo quien conozca el difícil arte de la restauración, en las precarias condiciones y con los escasos recursos materiales con que se practica en dicha escultura, puede apreciar las diferencias entre el estado actual y el anterior.

Las únicas herramientas provistas fueron dos viejas escaleras, el resto es de propiedad de los restauradores. Sin entrar en demasiados detalles se aclara que hubo que limpiar exhaustivamente las numerosas capas de cal que impregnaban todas las rugosidades, pliegues y porosidades.

Luego reproducir con material las partes faltantes, rellenar grietas y roturas. El trabajo fino de recuperar las facciones, la mano y el pie que se ve, sin contar con datos sobre el material usado por el autor, y sin imágenes de la época en que estaba sana, fue una tarea de gran paciencia y sutileza.

Superados esos escollos, resueltos con mucho placer por los restauradores, les quedaba darle los toques finales. Transformar el bodoque informe sobre el que se posaba la imagen en algo orgánico, que no fuera un choque visual incompatible con la belleza del Ángel fue otra de las etapas superadas. El pedestal, arregladas las roturas posibles de arreglar, y lijado completamente, también se terminó. Se llegaba a la última parte, pasarle una mano de fijador y darle el acabado final.

Hay que tener en cuenta los serios problemas que les trajo la pandemia. El año 2020 el trabajo fue interrumpido por largo tiempo debido a las restricciones sanitarias. Este tiempo de inactividad, si bien se siguió trabajando esporádicamente, hizo que lo realizado fuera nuevamente estropeado por el clima. En este 2021 reemprendieron la tarea con nuevo entusiasmo. En el mes de agosto Ramos sufrió un accidente serio producto de una caída de la escalera.

Este hecho le provocó importantes lesiones en ambas rodillas, comprobadas por estudios médicos. Falcón denuncia el accidente a las autoridades del Liceo, donde le informan que Ramos no tenía seguro porque creían que no trabajaba más, aclaramos que ninguna autoridad civil o eclesiástica se hizo presente nunca para informarse de la marcha del trabajo. Los gastos derivados de la cura y la rehabilitación fueron cubiertos por Ramos y su obra social. Una vez recuperado se reincorporó a las tareas sin hacer reclamo alguno.

Para terminar, la parte más penosa de todo este asunto. Mientras duró su trabajo contaban con la llave de la casa de la capilla donde se encontraban las escaleras y otros materiales necesarios. Dichas llaves fueron provistas por la Comisión Administradora con la anuencia del anterior cura párroco. Con dicha Comisión se manejaban si necesitaban algún material. El día 16 de diciembre no pudieron abrir la casa, habían cambiado, sin avisarles, las cerraduras. Como necesitaban un litro de fijador, Falcón se dirigió a la Comisión para informar sobre el problema de la llave, la persona que lo atendió le dijo que no pertenecía más a la Comisión.

Resolvió ir a la parroquia a explicarle al nuevo cura párroco la situación. Sin escuchar lo que se le decía, el cura, posiblemente haciéndose eco de chismes, apabulló a Falcón con una larga serie de agravios y exabruptos, incluyendo a Ramos en los mismos. El nivel de bajeza fue inimaginable, más proviniendo de una persona que se supone culta y abierta a escuchar, ya que su sacerdocio, lo obligaría a ello. Los trató de inoperantes diciendo que la escultura se encontraba siempre igual, cosa que él no podría saber ya que hace escasos meses que se encuentra en Coronda. Dijo también que no iba a ser cómplice de ellos que estaban robando al Estado.

Los escultores insisten en que Falcón cubre con este trabajo sus horas de tareas diferentes y subrayan que Ramos en estos seis años trabajó absolutamente gratis, aquí cabe perfectamente la frase “por amor al arte”, a diferencia del cura párroco que es mantenido por todos los ciudadanos sean creyentes o no.

En conclusión, los artistas, «instaron al cura párroco a que revea su posición de negarles el acceso ya que esto impide la culminación de la obra de restauración. Esto equivaldría a dejarla como antes a merced de la intemperie sin la protección necesaria».

«Para terminar, el párroco agregó, demostrando una vez más su escaso conocimiento y amor por el arte, que las esculturas de la plaza estaban hermosas con una mano de cal cada tantos años. Estas afirmaciones demuestran tanto su ignorancia como su mala fe, ya que nadie en Coronda desconoce el lamentable estado de tales esculturas» agregaron.

«El descascaramiento de las sucesivas manos de cal, sumada a la tierra acumulada y algunas roturas, hacen que sus facciones sean casi irreconocibles. El abandono del patrimonio histórico, cultural y artístico de Coronda es una carga de las autoridades responsables. Para que este patrimonio no se termine de arruinar llaman a dichas autoridades a tomar las medidas necesarias. También hacen un llamado a la población para que se sume a este pedido y se ponga a la cultura en su lugar, sacándola del rincón de las cosas inservibles donde hace muchos años está alojada» finalizaron.