
Llega a las salas de cine el próximo jueves «Un crimen argentino«, una película argentina basada en la novela homónima de Reynaldo Sietecase y con un elenco encabezado por Nicolás Francella, Matías Mayer y Malena Sánchez, con Luis Luque, Alberto Ajaka, Rita Cortese, César Bordón, y la participación especial de Darío Grandinetti. Se verá en 165 salas y en dos meses en plataformas.
“Es un atrapante thriller basado en un hecho criminal ocurrido en 1980: la intrigante desaparición de un acaudalado empresario en la ciudad de Rosario, en el marco de la dictadura militar.
La investigación es liderada por dos jóvenes secretarios de un juzgado de instrucción, pocas semanas antes que uno de ellos emigre a España. En una carrera contra el tiempo, ambos juristas intentarán resolver el caso enfrentando las interferencias de una policía subordinada al poder represor”, adelanta la sinopsis oficial.
La película está dirigida por Lucas Combina y producida por Juan Pablo Buscarini. Mientras que el guion estuvo a cargo de Sebastián Pivotto, Jorge Bechara, Matías Bertilotti.

El elenco de Un Crimen Argentino es encabezado por Darío Grandinetti, Nicolás Francella, Matías Mayer, Malena Sánchez y Alberto Ajaka, y cuenta con la participación especial de Luis Luque, Rita Cortese y César Bordón.
La producción corre por cuenta de Juan Pablo Buscarini para Pampa Films en asociación con Particular Crowd y Mediabyte. Warner Bros se encargará de la distribución, y ya está asegurada su incorporación, posterior al paso por las salas, al catálogo internacional de HBO MAX.
Un Crimen Argentino es un thriller de investigación criminal y político, basado en un hecho real ocurrido en los años 80: la intrigante desaparición de un hombre de negocios en la ciudad de Rosario, en el marco de la dictadura militar argentina. El responsable del crimen fue Juan Carlos Masciaro, quien estuvo detenido en la Cárcel de Coronda y luego se afincó en nuestra ciudad.
El hecho que desató la novela
El asesinato del empresario Jorge Salomón Sauan en que se basa la novela «Crimen argentino», de Reynaldo Sietecase, tuvo lugar a fines de 1980 y fue cometido por Juan Carlos Masciaro, quien fue condenado a reclusión perpetua.
Las crónicas de la época señalan que Masciaro cenó con Sauan en el Club Sirio Libanés, lo invitó luego a su departamento donde le dio un cóctel soporífero y finalmente se comunicó con su familia para exigir un rescate de un millón de dólares. Acto seguido, colocó el cuerpo de Sauan en un tanque de fibrocemento y lo disolvió con ácido sulfúrico.
Masciaro, que venía de cumplir una condena de 5 años por estafa, se creía librado de sospechas hasta que alguien creyó haberlo visto la noche de la desaparición del empresario, cenado en el Club Sirio Libanés.
Cuando fue llamado a declarar negó todo, aduciendo que se trataba de un autosecuestro y que Sauan iba a llamarlo por teléfono a su domicilio.
De este modo se hizo conducir hasta allí, justamente donde el cadáver de la víctima se disgregaba en el tanque de fibrocemento, tapado con tierra negra y una planta.
Una posterior requisa policial y la casualidad (a un policía se le dio por regar la planta y observó que las paredes del tanque se recalentaban demasiado) dio con lo que quedaba del cuerpo: una prótesis dental, una cadena de oro y parte de un pie.
Abogado, lector de las vidas de Napoleón, Carlomagno, Pilatos y De Goulle, entre muchos libros que frecuentaba, Masciaro se benefició con el dos por uno, cumplió catorce años de cárcel y salió en libertad.

En un país como la Argentina, donde cada crimen es paradigmático, subsiste el riesgo de que el horror se transforme en rutina.
De todas formas, el hecho en que se basó «Un crimen argentino», con víctima desaparecida en ácido sulfúrico, es inusual y existen apenas dos casos similares más en el mundo, uno acaecido en Francia en 1925 y el otro en Londres en 1949.
El detenido no volvió a Rosario. Se instaló en Coronda donde la resonancia del singular delito por el que fue condenado no pareció afectar su capacidad de movilización. Comenzó a trabajar en despachos de abogados asesorando a clientes y también redactando documentos basados en su experiencia profesional. Eso sí: no pudo firmar las presentaciones porque cuando fue sentenciado, su registro había sido cancelado.
Con datos y fotos de El Litoral y La Capital