La Capilla del Niño Jesús celebró sus fiestas patronales

La Capilla del Niño Jesús llevó adelante en la tarde del miércoles diferentes actividades para conmemorar sus fiestas patronales. Hubo chocolate y bicicleteada para los más chicos y la tradicional misa desde las 16.

Cuentan los antiguos narradores que la devoción al Niño Jesús empezó en el Monte Carmelo, en Israel, pues a este hermoso monte, cercano a Nazaret, iba frecuentemente el Divino Niño acompañado de sus padres Jose y María y de los abuelitos, San Joaquín y Santa Ana, a pasear y a rezar, y que los piadosos hombres que allí se reunían para orar le fueron tomando gran aprecio y cariño al amabilísimo Niño, y que después de que el Divino Redentor subió al cielo, los religiosos moradores del Monte Carmelo siguieron recordando con gran cariño y devoción al Niño Jesús.

Luego cuando los Carmelitas se extendieron por Europa fueron llevando la devoción al Divino Niño por todas partes.

Ya en el año 7200 San Antonio de Padua, y en el año 7500 San Cayetano, le tuvieron mucha devoción al Niño Jesús, y por eso en los cuadros se pinta a cada uno de estos dos santos, Llevando en sus brazos al Divino Niño.

Pero quienes vinieron a popularizar mas la devoción al Divino Niño Jesús fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz (1550).

De Santa Teresa se narra que subiendo por una escalera hacia un corredor, le pareció ver al Niño Jesús que la saludaba muy amablemente. Desde entonces la santa llevó siempre en sus viajes una estatuita del Divino Niño y en todas las casas de su comunidad mandaba colocar y honrar una bella imagen del Niño Jesús, que casi siempre ella misma dejaba de regalo al despedirse.

La santa gozaba componiendo y cantando villancicos al Niño de Belén. Le gustaba mucho este: “Véante mis ojos Dulce Jesús bueno, Véante mis ojos Muérame yo luego “

San Juan de la Cruz, en una Navidad, emocionado ante una hermosa imagen del Niño Jesús, exclamó Lleno de entusiasmo:“ Mi dulce y tierno Jesús, si amores me han de matar, ahora tienen lugar “