Entre las presiones por el piso alto y el techo bajo

Ayer se dio un debate que promete seguir en el ámbito político local. Mientras tanto el contexto es muy grave. Nota de opinión de Marcelo Colombo.

El episodio que se relató ayer por la tarde en conferencia de prensa en el Centro Comercial de Coronda y tuvo como protagonista al intendente, parte de su gabinete y concejales nos retrotrajo a otras épocas. A una imagen que supo difundirse por los medios de comunicación como campaña antiinflacionaria en años de dictadura.

En aquel modelo económico de José Alfredo Martínez de Hoz se le explicaba a la población que para combatir la presión que generaban los costos y el valor del dólar, el gobierno dictatorial decidía «bajar los costos». Entonces la población sentiría un alivio porque habría mayor margen entre piso y techo y así la inflación «cedería». Todos sabemos cómo terminó.

Algo parecido, pero con un contexto más grave, viven nuestros representantes de los distintos estamentos, claro, algunos con responsabilidades más difusas.

La pandemia está provocando miles de contagios en la Provincia y decenas de muertos todos los días, un grupo de ellos se lloran en nuestra ciudad. Los gobiernos nacional y provincial entienden que para mejorar ese número trágico hay que bajar la circulación (en aquella publicidad setentista «el piso»). Por qué? Porque los enfermos aumentan y con ellos también los fallecimientos (es decir, presiona «el techo»).

En este contexto, los gobiernos locales tienen otra presión adicional directa: el piso y el techo de la actividad económica. La crisis y las medidas anti-COVID afectan de tal manera a diferentes sectores que los mandatarios locales buscan de distintas formas, ceder.

Esto podría explicar en mayor medida lo que pasó a principios de semana en la ciudad donde se tomaron medidas más «flexibles» a las explicadas en el ámbito nacional y provincial. Se le otorgó alguna hora más al comercio, se permitió que algunos rubros abran los sábados y dio permisos a gimnasios para que trabajen con hasta 8 personas.

Una vez ocurrido esto llegó a manos de un funcionario del Gobierno de Omar Perotti, más precisamente el Secretario Provincial de Gestión Institucional y Social de la Seguridad, la información de lo que estaba ocurriendo en Coronda. Entonces se produjo un llamado telefónico y la advertencia de una denuncia penal.

En conclusión, el gobierno local convocó de manera urgente al Comité de Crisis para explicar tal situación. Tras cartón se dio marcha atrás con las medidas y se unificaron criterios con el gobierno provincial. El asunto es que las redes sociales explotaron por la noche de indignación: ¿El pueblo quería saber de qué se trata? o bien ¿de quién se trata?

Así, los cañones apuntaron puntualmente a la oposición local. No tardó el concejal Claudio Minetto en reaccionar. «Como ciudadano y funcionario político de esta ciudad, que defendí, defiendo y voy a defender hasta el último día de mi vida, porque es mi lugar en el mundo, mañana (por hoy) voy a ser el primero en pedir que se aclare la situación en la cual se intenta involucrarnos con mi compañera de bloque Patricia Núñez . Pediremos al señor Intendente que se presente formalmente y ante todos los medios de comunicación las pruebas de las supuestas denuncias que se realizaron y que explique con detalles del porque se retrocedió en las decisiones tomadas anteriormente» dijo.

Pero más allá de los debates políticos locales, si alguien de nuestra ciudad (o de otra) levantó un teléfono para avisar al gobierno provincial de esta situación es importante recordar y recalcar unos tres episodios que casi pasan desapercibidos en estos días.

En la reunión del Comité de Crisis del lunes se contó que en Santa Fe ya no reciben pacientes mayores de 70 años y que para trasladar a uno menor de 60 se debe hacer una videollamada para ver en qué estado se encuentra esa persona. No hay camas, no hay acá, ni allá. El estado de situación se completó con una imagen que se difundió ayer en las instalaciones del Hospital Cullen: colocaron un contenedor térmico para prevenir un hipotético colapso de la morgue.

Los horarios y habilitaciones seguramente se pueden adaptar a diferentes realidades pero en este contexto ¿Vamos a seguir hablando y debatiendo sobre economía?