El amor y la igualdad – por Santiago Vazquez

Todo lo grande se hace con amor, ya que es el elemento primordial que une la diversidad de fragmentos que se encuentran en la realidad.

Es la vieja dualidad entre las partes y la totalidad que busca hacer síntesis para que el movimiento de la historia se detenga y calme la angustia.

Somos parte en todo momento de historias que se llenan de contenido singular y que hace que cada vida no sea igual a otra, que quizás tenga un parentesco, una relación de amistad que muy pocas veces logramos conectar y que ello se debe también a la diferenciación necesaria entre las personas que habitamos un lugar y tiempo determinado.

Así podemos pensar que el amor aglutina, que reúne a las personas y hace sentir el destino común en una sociedad determinada. En una comunidad se juega también con otras dualidades, al amor se le puede oponer el odio como elemento que se presenta con una dirección diferente tendiente a romper las construcciones personales o sociales, de manera sutil o con furia inocultable pero sin dudas con una claridad deslumbrante hasta en los momentos más oscuros.

Se muestran con los signos de un malestar con dificultades para expresarlo ya que muchas veces ello puede provocarle muchos problemas a la persona afectada. Esta situación se puede trasladar a su grupo de pertenencia, trasponiendo así algo de lo que no se pudo resolver en situación.

Aparecen con ello sentimientos de desprotección, miedo, aislamiento, culpa, formando una especie de encierro sin salida. Las formas de la violencia son muchas y ninguna es justificable ya que todas buscan la reducción del ser a la nada, haciendo inmoralmente posible una síntesis de las dualidades a través de la eliminación de las diferencias. Camino inverso a toda posible convivencia en comunidad.

El amor pensado en forma amplia tiene muchos signos de presentación quizás todos inspirados en el contacto, sin ser exclusivo del contacto físico o del amor romántico. En todas sus variantes busca formas de establecimiento, duración, permanencia, diálogo, asistencia, acompañamiento, apoyo. Se alimenta con valores y con un gran universo simbólico de la cultura: justicia, trabajo, salud, juego, educación, derechos, religión, política, economía, moral, ética , solidaridad, coexistencia pacífica, interdependencia, compromiso, proyecciones a futuro.

Si hay algo indispensable a la imaginación es la noción de futuro, con sus promesas inabarcables o hasta incumplibles pero completamente necesarias si uno no quiere ser invadido por el virus de la tristeza. Su par en la dualidad es la alegría que busca en su esfuerzo abarcador dar un panorama de contrapeso cercano a la realidad, porque la misma es un tejido que se obtiene con mucha paciencia en un trabajo de lógica y sentimiento y por sobre todo con los pies sobre la tierra.

Por ello la realidad sería una de las formas de la síntesis que de manera extraordinaria nos ubica en las líneas mayores de la construcción social.

La realidad citada es aquella que se vive y no tiene que ver solamente con la realidad particular que cada uno tiene en el mundo, sino en zambullirse en la realidad del mundo, en el dolor que implica la existencia en un mundo creado y mantenido de modo impiadoso sobre la mayoría de la población que debe sostener con la totalidad del cuerpo lo cruel de la desigualdad.

Si uno observa, busca en los orígenes de ese modo de vida, de este sistemático plan que deja en libertad al mercado para que se maneje solo, podrá encontrar que los capitales originarios con los que se creó se lo deben a las matanzas de seres humanos, al robo y distribución de las tierras en pocas manos, en una desindustrialización constante en la historia de nuestra República Argentina.

La igualdad es un bien cultural que no debemos abandonar al olvido, en el que el estado regule y sea intermediario entre lo público y lo privado, entre los de abajo y los de arriba; porque un país digno de su condición debe hacer de sus compatriotas la razón de la estabilidad social, para que el pueblo en su conjunto obtenga la salud de la justicia.