
El pasado sábado 26 de febrero de 2022 a las 11 de España, en la Catedral de Granada, se procedió a la beatificación de un total de 16 mártires asesinados durante la persecución religiosa que imperó durante la Guerra Civil Española en la década de 1930.
Presidió el acto el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Marcelo Semeraro, además concelebraron el Nuncio de Su Santidad el Papa en España, Bernardito Auza; el arzobispo de Granada, Javier Martínez; y distintos obispos de Andalucía, así como el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, y el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.
Entre esos mártires se destaca quien fuera tercer Vicepárroco de la Iglesia San Lorenzo Mártir de la ciudad de El Trébol, el padre Ramón Cervilla Luis desde el 10 de julio de 1916 hasta el 25 de noviembre de 1919. El sacerdote tuvo un paso por Coronda entre 1901 y 1902 según consignó en la misa de este sábado el padre Sergio Capocetti. En la ceremonia se pudo ver un retrato y estampitas que los presentes podía retirar.
La mayoría de los nuevos beatos eran sacerdotes, aunque también hay un seminarista y un laico, todos ellos fallecidos entre los años 1936 y 1939. El 1º de julio de 1999 se procedió en el Vaticano a la apertura del proceso, promulgando el Papa Francisco el 29 de noviembre de 2019 el Decreto que anuncia la próxima beatificación de 16 mártires.

Beato Cervilla
Nace el 29 de marzo de 1865 en la localidad española de Almuñécar, que se encuentra situada en la parte suroeste de la Costa Granadina, en la provincia de Granada, a orillas del mar Mediterráneo. Era el mayor de seis hermanos.
El Beato Cervilla realiza sus estudios en el Seminario de San Cecilio, residiendo en el Colegio de San Fernando, curso 1879/80. Ordenado sacerdote el 1 de marzo de 1890 a la edad de 25 años en la Capilla del Palacio Arzobispal de Granada. Ejerce su ministerio como coadjutor de Almuñécar, de Jete y Zujaira
Continuando con su labor sacerdotal debe marcharse a Argentina, más precisamente a la provincia de Santa Fe. En esa época su madre había enviudado, y por la urgencia del viaje no pudo despedirse de ella ni de sus hermanos. Debió saludarlos mediante telegrama. Apenas llega al nuevo país invita a su progenitora y hermanos a trasladarse a éste. Quienes concretan la invitación al poco tiempo. En Argentina sus hermanos Cándido y Grafía contraen matrimonio y Paco, lamentablemente el fallece.
Ni bien arriba al país el sacerdote Cervilla se hace cargo como Capellán de Colonia Videla. En julio de 1901 se traslada a la Iglesia de Llambi Campbell hasta el 16 de enero de 1902, que asume como capellán de la iglesia de San Justo, en reemplazo del padre Rojas, por decisión del Obispado de Santa Fe a fin de “proveer cuanto antes de la mejor manera a los necesidades espirituales de los fieles” de esa zona. En 1908 los padres Andrés Castellá y Veremundo Pascual, misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María y conocidos como claretianos, en compañía de Cervilla recorren llevando la palabra de Dios en todo el Curato de la jurisdicción sanjustina.
Su prédica religiosa y sus permanentes críticas a la vida mundana de la gente, sobre todo en los boliches “caldeados con los vapores del alcohol” le generan más de un enfrentamiento. Concluyendo su función en San Justo el 18 de junio de 1909, al ser sustituido por el padre Rafael Bonín.
Es preciso señalar que en San Justo le fue encomendada la tarea de concluir la construcción de la parroquia, templo que consagró a la advocación nuestra Señora de la Merced en homenaje a las Hermanas Mercedarias, que antes de ausentarse se habían radicado en su pueblo natal. Fue quien decidió y proyectó la construcción del Altar Mayor, de acuerdo a los conocimientos técnicos que había aprendido de su padre que provenía de una familia de constructores. Su hermano construyó la Biblioteca Pública.
Tal lo ya expuesto, el padre Cervilla es designado el 10 de julio de 1916 como el tercer Vicepárroco de la Iglesia San Lorenzo Mártir de El Trébol, donde permanece hasta el 25 de noviembre de 1919. Asume la conducción el presbítero de Carlos Pellegrini Sócrates Campana, quien lo hace hasta el 16 de mayo de 1920, cuando comienza su función en El Trébol el padre Joaquín García de la Vega.
Durante la gestión sacerdotal del padre Cervilla, el 26 de mayo de 1918, se realiza una “Santa Misión predicada por los padres Redentoristas”. El 20 de junio de 1919, se concreta la adquisición del restante lote que desde 1893 años no se podía concretar. En ese sitio ya se encontraba edificada la primera Iglesia frente a calle Santa Fe desde el año 1893.
Se tiene entendido que además de los lugares señalados, se desempeñó por algunos años en la parroquia San Jerónimo de Coronda. Mientras estuvo radicado en el país y más precisamente en la Provincia de Santa Fe, permanentemente predicó con el ejemplo, dejando en cada parroquia en la que se desempeñó su huella de muy buen pastor.



Retorno a España
El padre Cervilla, junto a su madre que añoraba a su país de origen, retornan a Almuñécar, domiciliándose en la Calle Baja del Mar al Nº 23. En ese tiempo hacen una peregrinación organizada por el Arzobispado de Granada al Vaticano. En Roma visitan el Coliseo, las Catacumbas y el Sitio de los Mártires, entre otros. Sin dudas al visitar el Sitio de los Mártires no hubiese imaginado que sería uno de ellos en pocos años más.
Posteriormente realiza una peregrinación a Lourdes. La visita lo motiva la construcción en su casa de una pequeña Gruta rememorando a la Señora de Lourdes, la que realiza con sus propias manos, como habilidoso de la construcción, con la inscripción tomada de un himno latino “Protégeme tú del enemigo”.
En lo eclesiástico en su país natal, ya de edad mayor, atiende por iniciativa propia y sin remuneración alguna a las Religiosas Mercedarias, que sirven en el pequeño Hospital de San Vicente, en Almuñécar, donde éstas religiosas se habían instalado en el año 1883. Celebra diariamente la eucaristía y presta atención espiritual a los enfermos internados y necesitados de la zona. El padre Cervilla era gran madrugador, celebrando diariamente a horas temprana la Santa Misa.
En esa época, durante la segunda República y tras el estallido de la Guerra Civil Española, ésta la nación sumida en un clima de terror. Este fue un conflicto social, político y bélico, que incluye la lucha de clases y enfrentamiento de sectores nacionalistas de orientación fascista contra la democracia republicana. Rebelión que comienza en el mes de julio de 1936 llevada a cabo por una parte del ejército español contra el gobierno de la Segunda República, que concluye el 1º de abril de 1939, con el último parte de guerra firmado por Francisco Franco, declarando su victoria y estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte, acontecida el 20 de noviembre de 1975.
Ambos bandos se acusaron recíprocamente de la comisión de graves crímenes y de permanente violación a los derechos humanos, pero sólo se investigaron y condenaron por parte del franquismo los hechos delictivos cometidos por el otro bando. Pero por su parte los delitos de los vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados. Aunque la motivación religiosa no aparece como pronunciamiento en ninguno de los bandos, si bien parte de los obispos españoles pretendían utilizar a la lucha como una cruzada, ello no fue avalado por el Vaticano, incluso el papa Pío XI el 14 de septiembre de 1936, no expresó a la contienda como una “Cruzada”, sino como una guerra civil “entre los hijos del mismo pueblo, de la misma madre patria y exhorta a amar a los enemigos”.
En definitiva la dura represión de esta lamentable guerra fratricida fue ejercida por ambos bandos y sobre todo por aquellos descontrolados que aprovecharon para realizar tan macabros actos, a veces por venganza u odio sin relación con la propia contienda, y cuando una zona caía en manos de uno u otro, ocurrían estos lamentables desmanes por parte de ambos sectores.
En la región de Granada, dentro de este cuadro de situación, se queman iglesias y se persigue a religiosos y civiles. En esta agitación, Almuñécar sufre una de las peores persecuciones en agosto de 1936, cuando las milicias arrasan con los templos y conventos destruyendo la mayor parte del patrimonio religioso, se pierde en esa época, en la ciudad, entre otras, la Ermita de la Antigüedad.
El Martirio
Mientras el padre Cervilla rezaba el Rosario en su domicilio, como lo hacía diariamente, fue detenido en su vivienda por los milicianos republicanos en el citado mes de agosto de 1936. Lo sacan a empellones cuatro milicianos para llevarlos hasta la Provisional Cárcel, a fin de declarar ante el Comité Revolucionarios en la localidad de Salobreña, que linda con Almuñécar. Concluido el interrogatorio fue llevado a prisión junto a otros civiles detenidos, a quienes en el cautiverio alentaba, confortaba brindando consuelo espiritual y atendía sacramentalmente.
El médico Francisco Ribera intermedia para la liberación de los presos, pero consigue la libertad de éstos salvo la del padre Cervilla, afirmando sus represores que “al cura hay que dejarlo para echarle su carne a las fieras”.
Según la Arquidiócesis de Granada, el 17 de agosto de ese año 1936, a los 71 años, a la madrugada, sacado de la cárcel fue trasladado en automóvil al cementerio de Salobreña, donde luego de ser maltratado, insultado, obligado a cavar su propia tumba, lo que no puede hacer por su estado de salud y edad, negándose a cantar la internacional socialista, es despojado de su ropa, sin miramiento proceden a fusilarlo disparándoles al vientre del mártir. Según narra en el año 1938 su sobrino José R. Cervilla, en una carta dirigida al padre Joaquín García de la Vega, en ese entonces párroco de El Trébol, “que a su tío lo hacen arrodillar y le descerrajan un cerrada descarga, quien previamente pide a Dios que perdone a sus verdugos”. En ese mismo sentido la citada Arquidiócesis consigna que sus últimas palabras fueron: “Os perdono y pido a Dios y a vosotros que mi sangre sea la última que derraméis”. Sus restos reposan en el Valle de los Caídos.
Mártir es una persona que sufre persecución y muerte por defender la causa religiosa y dar testimonio de su adhesión a ella. En definitiva es el amor a Dios por encima de su propia vida. De allí que el lema de las beatificaciones es en este sentido: “tu gracia vale más que la vida”. Significa que «el amor de Dios por encima de su propia vida”. Para ser considerado mártir se exigen dos requisitos: 1º Dar testimonio de su fe con su sangre; y 2º Dar testimonio de su fe amando incluso a los que lo martirizan.
A partir de ahora, respecto al Beato Cerdilla, la Iglesia deberá incoar el proceso de canonización, Este proceso suele durar varios años, entre otros motivos, por el estudio profundo y exhaustivo que se realiza de la vida y contexto histórico y escritos (si los hay). En estas causas suelen intervenir numerosos expertos en todas las materias y suele escucharse tanto los testimonios favorables como los de aquellos que están en contra. La Santa Sede, suele poner especial cuidado y esmero en el estudio de las causas. Esperamos que sea el próximo paso de nuestro beato.
Para finalizar, para tener en cuenta la envergadura del conflicto bélico español, el número de víctimas civiles aún se discute, aunque estimaciones recientes arrojan una cifra de aproximadamente 500.000 muertos, sin incluir a quienes fallecieron de mal nutrición, hambre y enfermedades engendradas por la guerra.
Según un detallado y serio estudio denominado “Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939”, publicado en el año 1961 por Antonio Montero Moreno, que después sería obispo de Badajoz, identifica a un total de 6832 víctimas religiosas asesinadas en el territorio que ocupaban los republicano en plena Guerra Civil Española, de los cuales 13 son obispos, 4184 sacerdotes, 2365 religiosos y 283 religiosas. No se conoce el número de los seglares católicos que son asesinados por pertenecer una asociación confesional o meramente por ser practicantes de la religión. Investigaciones posteriores aclaran que el mayor número de asesinatos se produjo entre julio y septiembre de 1936 cuando los miembros del clero son apresados y ejecutados sin ningún tipo de juicio. En mayo de 1937 cesan los asesinatos y la mayoría de los sacerdotes que están en prisión son puestos en libertad. Sin embargo la prohibición del culto público católico continúa en la zona dominada por los republicanos. Al final de la guerra, con la desbandada del ejército derrotado hacia la frontera francesa vuelven a producirse nuevas víctimas de miembros del clero, entre ellos el obispo de Teruel.
Fuentes:
www.canal1.com.ar
“A los 125 años de la Primera Iglesia en El Trébol. Historia de la Fe Católica”. Esteban M. De Lorenzi. Ediciones Museo y Archivo Histórico El Trébol A. C. y Sociedad Italiana de Ss. Ms. Estrella de Italia. 2018.
“Que mi Sangre sea la última. VIDEO YOUTUBE DEDICADO A RAMON CERVILLA. Asociación Cruz Alhambra. Granada. 2022