
Previo a aceptar la prisión preventiva sin discusión, el remisero corondino Fabián López pidió a la jueza Rosana Carrara prestar declaración en torno a los dos hechos por los que se encuentra acusado: el golpe a la subcomisaría 20° de Arroyo Leyes del 17 de noviembre del año pasado y un robo a una pareja adulta del pueblo de Gobernador Candioti, ocurrido el 8 del mismo mes, es decir, una semana antes.
El sujeto está imputado como «partícipe secundario» de robo calificado por el empleo de arma -dos hechos de A. Leyes-; y robo calificado por ser en poblado y en banda -por el caso de G. Candioti-. Para las fiscales Laura Urquiza y Rosana Peresín está claro que fue él quien trasladó en su auto Fiat Palio Weekend a la banda de delincuentes en sendas oportunidades.
A la abultada evidencia, que todavía no había sido desarrollada por la Fiscalía, la confirmó el propio imputado, con la particularidad de que solo reconoció a dos personas, una de ellas fallecida en la fuga por el golpe a la subcomisaría costera.
Culpar al muerto
«Mauri Páez era el que me llamaba», «trabajaba para ese chico», balbuceó el reo, en medio de la sala y sin ser oído por el resto de los coimputados que habían sido retirados para la declaración.
«Los conocí hace un par de años atrás» en Coronda. «Mauri Páez junto a su hermano Leo y la otra persona que desconozco la identidad», expresó, acorralado, haciendo referencia al primer atraco, en una vivienda particular de Candioti.
La estrategia de echarle la culpa al muerto -Mauricio Páez fue hallado ahogado en zona de bañados y a metros de donde quedó abandonado el Peugeot 207 robado a los vecinos de la comisaría- no causó efecto en las fiscales, que pretendieron ahondar en la identidad del resto de los pasajeros el día de la toma de la dependencia policial.
Dos uniformados
«Sobre Arroyo Leyes, me contrató Mauri Páez, su hermano Leo y las otras personas no las conozco», insistió. «Yo volví solo a mi domicilio», dijo con la única intención de mejorar su situación.
Entonces las fiscales le preguntaron si «transportó uniformados», a lo que contestó que «sí, había dos personas» vestidas de policía; y que en total llevaba «cuatro» pasajeros. Y ante la repregunta de si podía «individualizar a los uiniformados», el remisero afirmó que «uno era Mauri Páez (otra vez el muerto), el otro no sé la identidad», se despegó.
La versión, incontrastable ante el fallecimiento de Páez, difiere de la teoría fiscal, para quienes los dos sujetos disfrazados de policía eran el «orejón» Matías Sosa y el prófugo Mariano Cabrera; y podrían haber sido más los ocupantes del Palio, ya que en total, contabilizan siete personas que participaron del robo a la dependencia policial y una casa ubicada en el km 14,5 de la RP Nº 1.
La huida
Lo único que parece tener asidero judicial en la versión del remisero es que se habría vuelto solo a su casa, sin llevar a nadie, puesto que en la fuga, los hermanos Cabrera y Luis Leguizamón habrían huido en la camioneta VW Amarok de la policía; mientras que Viña, Sosa y el fallecido Páez lo hicieron en el Peugeot 207 de las víctimas.
Según narraron las fiscales, la autopsia de Páez reveló que su muerte se produjo por «asfixia por sumersión» y que muy posiblemente, en su intento por escapar de a pie, se metió en los bañados en plena oscuridad y quedó atrapado entre las ramas sin posibilidad de pedir auxilio. Así fue que su cuerpo fue hallado 48 horas después, el sábado 19 de noviembre, a unos 300 metros de donde había quedado el auto, al toparse con un alambrado en el terraplén y calle Mocoví de Colastiné.
Julian Salierno – El Litoral