El gobernador Omar Perotti y el intendente Pablo Javkin palparon anoche cara a cara la bronca e indignación de los vecinos que se congregaron en el Monumento para reclamar mayor seguridad. En un clima de mucha tensión y a una semana del crimen del joven arquitecto Joaquín Pérez, ambos mandatarios se acercaron al lugar y fueron increpados e interpelados por familiares de víctimas de la inseguridad.
A pesar de que se vivieron algunos momentos muy tensos, el hermano del arquitecto asesinado por motochorros, que le robaron en el auto, valoró la presencia de los mandatarios en la marcha. “Que vengan a dar la cara es un buen gesto”, dijo Leandro, visiblemente compungido.
El Monumento se convirtió en el escenario de un masivo reclamo por más seguridad. Antes de las 8 de la noche ya habían llegado los familiares del arquitecto fallecido, y muchas más personas que no conocieron a Joaquín Pérez, pero que manifestaron estar “hartos” de la inseguridad.
Banderas argentinas, carteles de pedido de Justicia por Bocacha, por Rocío Romano y tantas otras personas víctimas de la inseguridad se hicieron presentes. Algunos eran pasacalles y otros simples cartones con letras manuscritas.
“Me vine desde zona sur para participar de esta marcha. Es la primera vez que me sumo a algo así, pero me doy cuenta de que si no hacemos algo esto no va a cambiar”, expresó un hombre de 41 años, quien dijo que dos días atrás le entraron a robar a la casa de su papá. “
«No podemos seguir viviendo así”, dijo y subrayó que si bien no conoció a Joaquín, sabe que los hechos de violencia pueden repetirse en cualquier momento.
Una mujer, de unos 50 años, salió de su casa y se unió a la marcha: “Queremos vivir en paz”, gritaba y pedía Justicia a las autoridades con gran indignación. “Me quedé afónica de tanto gritar”, confesó.
Luciano, de 31 años, dijo que asistió a la marcha porque “es lo único que puedo hacer, porque si empiezo a hacer justicia con mis manos el que saldrá perjudicado voy a ser yo”.
El nivel de enojo y de indignación e impotencia fue creciendo a medida que pasaban los minutos. Los aplausos acompañaban los distintos cantos que iban desde Justicia hasta improperios contra las autoridades. Desde pedidos de Justicia hasta gritos de que “se vayan todos”.
“Joaquín era un buen muchacho”, dijo otra mujer que estaba en la marcha y que es vecina de la familia del arquitecto. “Todos vivimos con miedo a que nos maten”, expresó dolida por la situación.
A su lado, otra mujer pedía: “Que cambien las leyes, porque vivimos en medio de la impunidad”, y contó que esta semana le robaron el celular en Mitre y 3 de Febrero. “Me lo manotearon, pero estoy segura de que si estaba caminando por un barrio me tiraban al piso y me golpeaban”, confesó la mujer que llevaba una pancarta pidiendo Justicia por el joven arquitecto fallecido. “Esto es una batalla campal”, manifestó.
“Siento tristeza y una bronca que es acumulada porque son años de vivir de esta manera”, expresó otro joven que había acudido a la marcha en reclamo de Justicia.
A su lado, un hombre contó que conocía a Joaquín, el arquitecto, porque cargaba nafta en la estación de servicio donde él trabaja. “¿Cuántas familias más hace falta que se destruyan por las balaceras y los hechos de inseguridad?”, cuestionó irritado. “Nos están matando a todos”, expresó al unísono con otras personas que también estaban en la marcha.
Los móviles policiales también fueron cuestionados: “¿Ahora aparecen?” gritaba la gente y más de uno golpeó los autos al pasar.
En este marco, familiares de personas víctimas de la inseguridad acompañados por miles de vecinos del centro y de varios barrios de la ciudad visibilizaron la preocupación generalizada de los rosarinos por los hechos de inseguridad que se vienen sucediendo sin pausa.
Claramente la marcha estuvo teñida por un fortísimo reclamo a las autoridades del Estado, de todos los niveles, para que tomen medidas que permiten que la situación empiece a cambiar.
Joaquín Pérez ayer se convirtió en un ícono del reclamo por la seguridad que hizo una multitud congregada a los pies del Monumento. Jóvenes, viejos, familias con niños reclamaron por un cambio y pidieron, sobre todo, “poder vivir en paz”.
La Capital