Arrancan los Juegos Olímpicos en un clima de cierta indiferencia

Japón se prepara para celebrar el viernes la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos (JJOO) en el Estadio Olímpico de Tokio, pero lejos de vivirse como una fiesta popular, el contexto de pandemia y el incremento en los casos de coronavirus, las restricciones y una campaña de vacunación acelerada a último momento, alimentaron un clima de indiferencia en la sociedad japonesa.

Los 122 millones de habitantes de Japón viven desde marzo de 2020 el cuento de la buena pipa: cierre de fronteras, recomendaciones, estado de emergencia, alivio de medidas, recomendaciones otra vez; en medio, la renuncia del primer ministro y la postergación en 2020 de los JJOO, que costó 2.500 millones de dólares.

«Supongo que a muchas personas les gustaría disfrutar de uno de los eventos más importantes de su vida, pero debido al coronavirus, no podemos celebrarlo completamente con los brazos abiertos», manifestó a Télam Eri Watanabe.

Watanabe es actriz de doblaje y traductora, y todas las mañanas viaja una hora y media a la villa olímpica, donde trabaja para uno de los patrocinadores del evento.

«Tenía muchas ganas de trabajar para los juegos. Estoy feliz de comunicarme y apoyar a atletas de todo el mundo. Ojalá hubiéramos podido disfrutar de este momento sin la pandemia, pero definitivamente será un recuerdo inolvidable para mí», resaltó.

En un principio, cuando ni existía la posibilidad de una pandemia, el entonces premier y líder del Partido Liberal Demócrata, Shinzo Abe, consideró que los JJOO serían los «Juegos de la Recuperación», que subsanarían el triple desastre de 2011 -cuando un tsunami causó la catástrofe nuclear de Fukushima-, y sacarían al país de 30 años de letargo económico.

Algo similar a 1964, tras la derrota de la Segunda Guerra Mundial, cuando se realizaron por primera y única vez los JJOO en Japón.

Pero la incertidumbre por la implosión de la pandemia obligó al premier a postergar el evento y, tras su renuncia en agosto pasado debido a su mala salud, asumió su jefe de gabinete, Yoshihide Suga, de 72 años, quien continuó con los planes de su antecesor, mientras su popularidad cayó al 33%, según un sondeo de la emisora pública NHK.

No obstante, la oposición de los japoneses a los JJOO decreció a medida que los casos de Covid-19 avanzaron y aparecieron nuevas variantes más contagiosas.

Según una reciente encuesta de la consultora Morning, el 62% de los japoneses opinó que los juegos deberían cancelarse o posponerse frente al 71% del mes pasado; mientras que un 83% se declaró preocupado por los riesgos a los que se atienen.

En la progresión de las cifras, igualmente, se cuelan las ganas de sentir al menos una pizca de alegría.

«El estado de ánimo de la sociedad es complejo y mucha gente no le está dando la bienvenida a los juegos», observó Watanabe, sobre el humor social actual, que atraviesa a la tercera economía a nivel mundial.

Una de ellas es Runa Shirasaka, que todavía tiene presente los primeros meses de pandemia, cuando la calle pasó de ser un mar de gente a estar completamente vacía en marzo de 2020.

«Ahora hay turistas, especialmente los fines de semana, pero no tanto como antes. En un principio fue un shock, porque solía ser una zona muy animada todos los días», describió en diálogo con Télam Shirasaka, encargada de un hostel en el distrito de
Asakusa, extremadamente turístico y popular, ya que tiene al Senso-ji, el templo más antiguo de Tokio.

Al menos en cuatro distritos de la isla rige el estado de emergencia. Uno de ellos es la capital, donde se realizan los juegos, con limitaciones horarias en comercios y de capacidad en domicilios, además de la prohibición de venta de bebidas alcohólicas hasta el 22 de agosto.

«En Japón es una gran costumbre ir a un after office después de trabajar, pero no se puede hacer más. Se perdió mucho en términos de relación, el bar era muy importante a la hora de hacer sociales, era la descarga de los japoneses», explicó a Télam Hernán Darío, guía turístico argentino e influencer, que reside en Japón desde 2016.

Desde el inicio de la pandemia de coronavirus, Japón acumula cerca de 850.000 casos y un poco más de 15.000 muertes. En Tokio se reportaron 1.832 casos el miércoles, la cifra más elevada desde mediados de enero; en tanto, en la burbuja olímpica los infectados ascienden a 75.